20 de agosto de 2014

Las aventuras del "moro Joaquín", de Perales. 3.- El accidentado viaje a su pueblo

Una de las secuencias más atractivas de la vida de este personaje fue cuando dejó la caliba para viajar a España, nos lo cuenta “Diario de Avisos” de Zaragoza en la entrevista que reproduce “La Correspondencia de España”:
El caso es que, asentada su vida entre los africanos, recibió una carta de un hermano “en la que le participaba que su padre estaba gravemente enfermo, que todos sus hermanos estaban en el pueblo, y que el moribundo quería verlo antes de terminar su vida”.

Y Joaquín Ibáñez, en efecto, respondió al llamamiento familiar.

(...) Por toda contestación, reunió sus ahorros y marchó a Nemours, puerto cercano a Argel, donde embarcó para Valencia. Ya en España se dirigió a Perales, donde llegó días después de enterrado su padre.
“Pero un pariente próximo del muerto avisó a la Guardia Civil de la presencia del expresidiario en el pueblo, y una noche cercaron la casa, poniéndole en grave aprieto; milagrosamente logró escapara saltando la tapia del corral y huyendo a campo a traviesa.
“El motivo que impulsó al pariente a denunciarle no fue otro que quedarse con los míseros terrones de tierra que su padre cedió al morir a Joaquín”.

El viaje fue duro tanto al principio como al fin, una aventura que pudo costarse muy cara:

(...) A pie, con mil privaciones, llegó a Valencia; sin recursos, hubo de esperar a que un hermano suyo se los llevara, y ya con dinero regresó por el mismo itinerario a su hogar rifeño.
“Sin embargo, apenas se internó en Quebdana, fue asaltado por unos bandidos moros, que le robaron el dinero y objetos de valor que llevaba y le dejaron maltrecho. Siguió valientemente su camino, y consiguió llegar a Axdir, después de una penosa marcha”.

La versión del capellán indica que no sólo barajaba volver a España:

(...) Parece que algunas veces mostraba deseos de marchar a Méjico donde tiene ya un hermano, precisamente el que le llevó los recursos a Valencia cuando la muerte de su padre, y a quien quiere entrañablemente; pero las mujeres moras son completamente refractarias a abandonar su país, aun estando seguras de que en otra parte han de mejorar de condición y de vida; esta es la causa que seguramente le ha retenido en el Rif, además de su amor a España”. 



El "moro Joaquín", con uno de los marineros liberados.

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