9 de septiembre de 2019

LOS TRES LÍOS DEL PADRE MARROQUÍN, ÍDOLO DE LAS BEATAS Y AZOTE DE LOS MASONES (I)

Presentación del padre Marroquín, en Teruel, el domingo 8 de enero de 1899 ("El Turolense, 13/01/1889.- Biblioteca Virtual de Prensa Histórica).

I - “¡Ay, mañica!”

Estamos en el Teruel de 1889, durante la restauración de Sagasta, en el nacimiento del bipartidismo (Liberales-Conservadores, el PSOE y el PP de entonces); la libertad de culto es un hecho y toma fuerza un anticlericalismo que divide a parte de la sociedad.

Fiel exponente de esta división fue en Teruel la figura del misionero de San Vicente de Paúl, Agustín Marroquín y Bustos, un orador brillante, joven, atractivo, muy popular, idolatrado por unos, detestado por otros.

Entre sus críticos destacaba el periódico turolense (también recibió varapalos en publicaciones de fuera) “La Antorcha”, cuyo director fue denunciado por el religioso y condenado al exilio a raíz de la publicación de una poesía, “¡Ay, mañica!”.

Defendía incondicionalmente al sacerdote, su colega de la capital “El Turolense”; el primero se definía como republicano, el segundo como liberal-conservador.

Tres hechos voy a destacar sobre la polémica figura del padre Marroquín: su enfrentamiento con el director de “La Antorcha”, Juan José Uget, un viudo de 64 años; la explosión de una bomba en el vestíbulo de la iglesia de San Andrés durante uno de sus sermones contra la masonería y, en tercer lugar, el escándalo que se produjo al ser sorprendido en el Hospicio, sin autorización, en un dormitorio al lado de donde descansaban las jóvenes novicias.

Los republicanos no solo arremetían contra el padre Marroquín, sino contra la iglesia en general. En la información nacional eran especialmente apreciadas por los periódicos de dicho color las noticias escandalosas protagonizadas por sacerdotes, muchas de ellas sobre presuntos deslices sexuales, así como informaciones sobre la marginación de la mujer por la iglesia, las contradicciones entre el comportamiento de ciertos elementos de la misma y las virtudes que predican, etc.

En este contexto, y tras una romería que se hacía al barrio de San Blas el 10 de junio, donde ofició Marroquín, y después de fue a comer a una masía con un grupo de mujeres, se desencadenaron algunos rumores sobre lo que había sucedido en dicha masía... que el director de “La Antorcha” recogió en su poesía ¡Ay, mañica!, que empezaba así:

 “¡Ay mañica! tú no sabes
“Lo que sucedió en San Blas
“En esta última semana
“Que acabamos de pasar”.

Habla el larguísimo poema de la “conversación puramente terrenal”, miradas y demás entre una moza y un pater, los celos de otras mozas, las atenciones que les prodigó el pater a todas en igual en una masía, el alcohol que consumieron, que todo degeneró en una juerga... Siempre alusiones, sin citar el nombre del predicador. Mas despertó las iras del predicador, y lo llevó ante los tribunales.

En el juicio, el 26 de octubre de 1889, quedó de manifiesto que el cura había pasado parte del día, viaje, comida y sobremesa en la masía citada, con una señora y varias señoritas, pero nada más...

Por el romance, Uget fue condenado por tres delitos de injurias graves a tres años, seis meses y veintiún días de destierro a una distancia de 30 kilómetros de la ciudad, multa de 250 pesetas, pago de costas procesales y publicación de la sentencia en “La Antorcha”... ¡que incluía el poema de marras!

Es decir, que salió en letras de molde el largo y ultrajante texto por segunda vez, y también en “El Turolense”, donde igualmente se dio a conocer la sentencia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario