Mostrando entradas con la etiqueta personajes. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta personajes. Mostrar todas las entradas

14 de septiembre de 2014

El “Greñicas”, un bandolero de Montalbán. 1.- Un recluso fugado, el azote de la comarca

Juan Espes Rubio (a) “Greñicas” cometió un doble asesinato en su Montalbán natal hacia 1867. Condenado a cadena perpetua se fugó ¡tres veces! de los presidios de Ceuta y Melilla. Saltó a la prensa nacional y turolense a raíz de su detención en 1892 tras su segunda fuga, cuando sembraba el terror en la comarca. Casi logra escaparse tanto de la cárcel de Montalbán como de la de Teruel, lo consiguió en Almadrones (Guadalajara), cuando era devuelto a África. Volvió a ser apresado y definitivamente se largó de Melilla. Huyó a Francia, donde desaparece su pista, tomando el relevo de su carrera criminal un sobrino igualmente apodado “Greñicas” o “Greñicas pequeño”, Pablo Aznar Espes, implicado en un horrendo triple asesinato cenca de Burdeos.
La detención el día anterior, 3 de enero de 1892, de “Greñicas” es la primera noticia que encuentro de este personaje en la prensa digitalizada del Ministerio de Cultura, y dice lo siguiente:

Ha sido capturado en término de Montalbán el famoso criminal «Greñicas», un compañero suyo y dos confidentes.
“«Greñicas», qué se había fugado de presidio donde cumplía cadena perpetua, era el terror de la citada comarca”.

¿Qué delito cometió nuestro protagonista para dar con sus huesos en presidio? La respuesta la da Francisco. Javier Lozano en la web de Blesa (www.blesa.info), donde reproduce la noticia de la detención que publicó “Diario de Avisos de Zaragoza” el día 8, que entre otras cosas, dice:

“El «Greñicas» empezó su carrera criminal cometiendo un doble asesinato, con dos ancianos, padre e hijo de dicha población por el año 1867. Condenado a cadena perpetua, se fugó del presidio de Melilla en 1878 y desde entonces hacía sus incursiones al país de su origen, ya para cometer venganzas, ya para hacer robos y estafas. En la historia de la criminalidad de dicha comarca no se ha conocido otro que infundiera más pavor. El nombre de «Greñicas» erizaba los cabellos, atemorizaba a las gentes y asustaba a los niños: era una sombra, un fantasma, un demonio, peor que se le veía y todo el mundo lo callaba”.

Pero parece que no solo se escapó de la citada cárcel africana, pues en la reseña del juicio a que fue sometido tras su detención, leemos que “Juan Espes confesó haberse fugado de los presidios de Melilla y Ceuta, donde estaba extinguiendo la pena de cadena perpetua”. Muchos años después, tras el crimen de su sobrino y al hablar de su familia, “El País” apunta que “Juan Espes (a) «Greñicas», que había llegado fugado por segunda vez del presido de Melilla, se propuso ser el terror el pueblo...”.

El primer intento de fuga tras la detención tuvo lugar un mes después, en febrero de 1892; la noticia de “El Eco de Teruel” nos devela, por ejemplo, que los se utilizaban grilletes para amarrar a los presos:

El célebre criminal Juan Espes (a) «Greñicas», capturado hace poco y preso en las cárceles de Montalbán, intentó fugarse el día 5 del actual, a cuyo objeto había conseguido quitarse los grilletes y horadar la pared del calabozo.
“Gracias a la oportuna entrada del barbero para afeitarlo, no pudo efectuar su fuga el temible forajido, el cual es posible que dentro de breves días sea conducido a esta ciudad con las precauciones necesarias”.

Los “breves días” se convirtieron en casi un año, pues el traslado de “Greñicas” y su cuñado y compañero de fechorías, Ramón Aznar (a) “Aragonés” de produjo el 10 de enero, y el 19 de mayo de ese 1893 fueron juzgados por robo. “El Eco de Teruel” refleja que el primero fue condenado a 34 años, y su cuñado a 16 años y dos meses, pero no se dan detalle del delito que les llevó ante los tribunales. De nuevo recurrimos a la versión del “Diario de Avisos de Zaragoza”:

“... Esta vez se dirigió a D. Francisco Sánchez y al industrial D. Lucas Quílez, con amenazas de muerte. Lo exigido eran 1.500 pesetas; habían de ser entregadas al «Aragonés»; y cuando éste tenía el dinero en las manos y se disponía a marchar con él, fue sorprendido por la guardia civil.
“Fueron inútiles las preguntas y ruegos hechos al «Aragonés» para descubrir el paradero del «Greñicas». Pero una vez aquel en la cárcel con varios individuos de la familia o parientes de éste, las autoridades todas dieron gallarda muestra de su actividad y celo, con somatén permanente, registros continuados, vigilancia por todas partes, hasta dar con los bandidos, que se guarecían en una casucha del Arrabal de Montalbán.
“Ante la guardia civil no hicieron resistencia los bandidos, y el «Greñicas», que no se acordó en aquel momento más que de su vida, pidiendo a sus aprehensores se la conservaran, desmintió su historia y la opinión que de él se tenía”.


Aspecto del “Greñicas”, interpretado por el artista de la localidad Antonio Irrisari (cronicasmontalbinas.blogspot.com.es)

El "Greñicas", un bandolero de Montalbán. 2.- Especialista en fugas: a la tercera fue la vencida

Damos un salto en el tiempo hasta diciembre de ese 1893; nuestro personaje sigue en la prisión de la capital y protagoniza un segundo intento de fuga tras el de Montalbán; nos da la noticia de nuevo “El Eco de Teruel”:

“El martes último, recibió por el correo el Sr. Director de la cárcel un anónimo, en el que le notificaban que en la casa se tenía preparada una fuga de presos, todos de penas graves, dirigida por «Greñicas», y que al fugarse tenían el propósito de atentar contra la vida del director y vigilantes. Tomadas inmediatamente las disposiciones convenientes para indagar si el anónimo podía tener algún viso de verdad, se hizo una requisa, de la que resultó que el precitado «Greñicas» y otros presos por graves condena tenían casi por completo serrados los barrotes de los formidables grillos que llevaban, deduciéndose por todo lo demás, que la evasión hubiera sido inmediata a no ser por la oportunidad del anónimo”.

Total, que gracias a sus fugas o intentos, periódicamente es noticia el montalbino. Por la siguiente noticia, publicada por “El Correo de España”, el 1 de julio de 1894, sabemos que logró fugarse dos meses antes pero fue de nuevo atrapado:

El preso que se fugó de la cárcel de Almadrones el día 10 de mayo y que se halla en la actualidad en la se Sigüenza se llama Juan Espes Rubio, natural de Montalbán (Teruel) y tiene pendientes varias penas, entre ellas una de cadena perpetua, otra de treinta años por robo y asesinato y se ha fugado de la colonia penitenciaria de Melilla y de diferentes cárceles. ¿Qué extraño es que se fugara de la de Almadrones? Lo que si admira es que, dada su pericia y práctica, se haya dejado coger”.

Lo gracioso es que alguien aprovechó la noticia de la fuga del “Greñicas” para intentar aprovecharse del miedo que su nombre transmitía y conseguir dinero... y mujeres. Este suceso que narra “El Eco de Teruel” se produjo apenas una semana después de su fuga.

El día 17 del actual se presentó a D. Lucas Quílez, en Montalbán, el vecino de Plou Jaime Ferrer (a) «El Cojo», quien exigió en nombre del célebre criminal «Greñicas», no solo la respetable cantidad de 3.000 duros, sino lo que más gracia tiene, de que le fueran entregadas dos chicas, las que en unión del dinero debían ser entregadas al «Greñicas» y su partida, compuesta de 9 individuos uniformados y armados, que esperaban en el barranco del Infierno.
“Lo relatado llevó la alarma a los pacíficos vecinos de Montalbán y en especial a las mujeres, que desde aquel momento se veían amenazadas de una especie de tributo parecido al de las cien doncellas; mas la Guardia Civil que tuvo conocimiento de los hechos se encargó de depurarlos, haciéndolo con tal acierto y rapidez, que a los pocos momentos quedó desecha la burda trama, urdida para robar a D. Lucas Quílez, y su autor, Jaime Ferrer, fue entregado a los tribunales de justicia, en los que encontrará lo que merece por su proceder criminal”.

El que la sigue la consigue... devuelto a Melilla, vuelve a aparecer en los periódicos por “lo de siempre”. “El Eco de Teruel” informa del hecho, que sucedió la tarde del 4 de octubre de 1895:

“La fuga del célebre criminal «Greñicas», del penal de Melilla, tiene bastante preocupados a los propietarios de muchos pueblos de los partidos de Montalbán y antiguo de Aliaga.
“Las autoridades y la Guardia Civil redoblan sus pesquisas por si pudieran nuevamente presentarse por aquel territorio, teatro de sus temibles hazañas, el terrible bandido que tanto dio que hacer años atrás”.

Y las reacciones no se hicieron esperar. El 27 de diciembre de ese año, denuncia “Siglo Futuro”, aunque dice que no se había fugado sino que estaba en libertad, error que rectifica la prensa turolense a una información similar, como vemos en la foto de debajo:

Ha empezado a cometer nuevas fechorías en la provincia de Teruel el bandido «Greñicas», que hace poco salió del presidio de extinguir una larga condena”.

Noticia publicada la nochevieja de 1895 por “La Opinión”, diario turolense.

El "Greñicas", un bandolero de Montalbán. 3.- El “Greñicas pequeño”, coautor de un triple crimen

Desaparece de la actualidad Juan Espés hasta 1903, en que el crimen de un sobrino, hijo de “Aragonés”, hace que los periódicos se fijen en sus antecedentes. Dice “El País” el 23 de abril, al hablar de la familia de Ramón Aznar Espes con motivo de juicio:

La madre y hermanos de este procesado se hallaban en Francia adonde habían sido llamados por un hermano de aquella, conocido por el «Greñicas» Este sujeto es el tío de Aznar a que antes me refería y que parece ser un pájaro de cuenta.
“El padre estaba en la cárcel de Zaragoza por culpa del «Greñicas»”.

Y, más adelante:

Juan Espes ha sido jefe de una partida de bandidos que cometió una porción de; fechorías en Aragón y Valencia, y actualmente debe hallarse emigrado en el Mediodía de Francia, donde lo vieron su sobrino y Cirujeda en Marzo de 1902.
“Desde Burdeos llamó «Greñicas» a su hermana, que fue con sus hijos más pequeños.
“Ramón Aznar, después de cumplir su condena, que le cogieron varios indultos, se fue a París donde debe continuar según manifestaciones de su hijo Pablo, renegado de esta familia.
“He aquí por qué al regresar de Cuba (donde hizo el servicio militar), el hoy procesado, no encontró en Montalbán a nadie de su familia, y marchó a Burdeos a unirse con su madre y hermanos”.

De repugnante fue tachado el crimen perpetrado por Ramón Aznar hijo, apodado “El Greñicas pequeño”, de 26 años, y otro montalbino llamado Cayetano Vicente Cirugeda (a) “El Churro”, de 31. Fue perpetrado la noche del 23 al 24 de abril de 1902, en el lugar denominado Gratecap del municipio francés de Libourne, departamento de Gironda (Aquitania).
Los autores fueron detenidos en Bilbao y allí juzgados, siendo condenados a muerte. El relato de los hechos aparece en todos los periódicos importantes (El País, Heraldo de Madrid...), como es muy extenso, haré un extracto.
El Gratecap vivía el agricultor Pedro García con su esposa, Concepción Supervia, y el hijo de ambos un bebé llamado Edmundo. Como españoles que eran, proporcionaban trabajo y vivienda a los compatriotas que allí iban, dispensando trabajado y vivienda al “Greñicas pequeño” en alguna épocas en que estuvo en el pueblo.
A medianos de abril de 1902, allí se encontraban Aznar y Vicente; en una ocasión oyeron hablar a Pedro García del dinero que guardaba su mujer, por desgracia para éste. Así relataron los periódicos el crimen:

“A las dos de la madrugada se levantaron de la cama, subieron a la habitación en la que se encontraba Pedro García, su mujer e hijo, y acometiéndolos con navajas, dieron a los tres muerte en el acto.
“La agresión de los esposos se hizo cuando estos estaban completamente indefensos, desprevenidos y solo con la ropas de dormir, y la agresión al niño cuando estaba en la cama.
“Pedro Gracia fue degollado recibiendo de los procesados 31 puñaladas en todas las partes del cuerpo, algunas de ellas en la región glútea cuando estaba muerto y boca abajo.
“Asimismo, Concepción Supervia fue degollada, recibiendo 12 puñaladas en todas las partes del cuerpo.
“El niño también fue degollado, recibiendo ocho puñaladas, todas ellas en el cuello.
“Cometidos estos crímenes, los dos procesados se dedicaron a coger cuantos objetos les convenía, y con ánimo de lucro se apoderaron, por lo menos, de dos billetes del Banco de España, de 50 pesetas cada uno, una moneda de oro de 10 francos, una cadena de plata, dos relojes, un revólver, unas botas y varias ropas, tasados todos estos efectos judicialmente en 50 pesetas...”.

Su paisano “el Churro” no era precisamente un angelito, veamos sus antecedentes:

Vicente Cirujeda, cuenta treinta y un años de edad y es natural de Montalbán (Teruel).A los diecisiete años, fue procesado y sentenciado por fratricidio; a los veintitrés por amenazas de muerte, y otras varias veces por lesiones.”

“Cueva del Greñicas”, donde según el decir popular se refugiaba el bandido.

El "Greñicas", un bandolero de Montalbán. Y 4.- El “Greñicas” mítico, la otra versión

También hay una versión romántica y amable de Juan Espés “Greñicas”, como la que aparece en la guía del Parque Cultural del Río Martín y que reproducen algunas webs de Montalbán, por ejemplo, cronicasmontalbinas.blogspot.com.es. Una versión más que diferente, opuesta a la que hemos visto:

“Os vamos a contar una leyenda que se cuenta de boca en boca, sobre el bandolero «Greñicas» y la cueva donde se refugió, en la montaña conocida como La Muela.
“Había un agricultor en Montalbán llamado Juan Espes, quien, a finales del siglo XIX, se vio obligado a esconderse en el monte por haber desafiado a un adinerado y apoderado cacique de Montalbán al enfrentarse a él por los abusos que cometía contra los pobres y al que dejó malherido tras su pelea.
“Encontró refugio en el macizo de la Muela, donde perseguido por los seguidores y criados del cacique, pudo despistarlos refugiándose en una cueva cuya entrada estaba oculta por los matorrales que crecían alrededor. Durante mucho tiempo estuvo en el monte, descuidando su aspecto, una larga y desordenada cabellera creció a la vez que su barba, se alimentaba de lo que el monte le ofrecía y bebía agua de las fuentes cercanas, la de los Vaciones y la de Valdemiguel.
“Después de mucho tiempo, regresó a Montalbán creyendo que le habían olvidado o dado por muerto; su aspecto descuidado y su gran melena le merecieron el apodo de «El Greñicas», contando a las gentes que se había refugiado en una pequeña cueva. Fue apresado e ingresado en prisión, se fugó en varias ocasiones, regresando a Montalbán, y cuentan que formó una cuadrilla de bandoleros que recorrieron el río Martín.
“Cuenta la leyenda que, cansado de vivir acosado por los agentes de la ley, se marchó a Francia, donde tuvo familia y murió.
“Esta es la historia del bandolero «Greñicas» y su cueva”.

Ningún crimen... pero sí una cueva que inmortaliza el nombre del bandido en la toponimia montalbina, y una figura mítica para el patrimonio de la villa.

Y un apunte final, en septiembre de 1920 fue noticia otro “Greñicas”, de raza gitana, un tal Marcos Utrera Cortés, que en compañía de su hermano Juan (a) “Tartaja” asesinaron por tierras granadinas a los dos guardias civiles que los trasladaban a un presidio.

Pie de foto: plano de la cueva a la que da nombre Juan Espes (elmundotespera.wordpress.com).

5 de septiembre de 2014

Nicanor Villalta, el actor 2.- Exitoso estreno en Madrid

“El suceso de anoche” se estrenó en el “cine Madrid” de la capital de España en vísperas de las fiestas navideñas, un 16 de diciembre de 1929. Y con gran éxito de asistencia, como narra al día siguiente “La Libertad”:

... El nombre del famoso lidiador Nicanor Villalta y una original propaganda llenaron totalmente tarde y noche las dos amplias salas del popular cine Madrid, y hemos de anteponer a nuestro juicio el hecho de que el público no sólo no se consideró defraudado, sino que, contra lo que es costumbre en el cine, exteriorizó su aprobación en varios momentos, aplaudiendo con entusiasmo...“.

¿Y cómo la acogió la crítica? Esto es lo que firma “Focus” en el diario “El Sol”, elogio a la “señorita V. Serres” incluido:

“Nicanor Villalta, siguiendo el ejemplo de Algabeño, de Lalanda y otros diestros del toreo, acaba de figurar como protagonista de un «film» titulado «El suceso de anoche» y proyectado por primera vez ayer en el Cine Madrid.
“Es, por tanto, una nueva película española en que el ambiente torero predomina en las últimas partes como resultado de un drama folletinesco que se expone en las primeras. SI el argumento en total fuera más breve, más dinámico y claro —peca de algo desmedido y confuso—, sería muy gratamente visto. Porque está realizado con pulcritud técnica y habilidad cinematográfica. Es decir, que muchos de los defectos inherentes a producciones nuestras han sido suprimidos, o, cuando menos, atenuados en esta película.
“Nicanor Villalta brilla más como torero que como actor, naturalmente; pero sin que por ello su actitud y su gesto se extralimiten o desborden de una acentuada discreción actuativa. Los demás copartícipes también se lucen por su trabajo, y sobresalen María Luz Cablejo y la señorita Serres, singularmente esta última, que acusa ademán y temperamento de actriz de «cine»".

Curioso es que, tras la buena acogida del filme, la sala cinematográfica organizó una sesión musical, que así anuncia el día 22 “La Libertad”:

“MAÑANA, EN CINE MADRID, extraordinario acontecimiento. Estreno del pasodoble «El maño», del maestro Alonso, dedicado al diestro protagonista de «El suceso de anoche», Nicanor Villalta, que será interpretado por la Banda del regimiento de Saboya, con la asistencia de estas dos figuras cumbres de la música y el toreo”.

Según narra “La Fiesta Brava” el 17 de enero de 1930, el éxito de la película hizo que algunos temiesen que Villalta dejase los ruedos, lo cual desmintió el diestro; ni de él ni de Marina encontramos posterior filmografía, salvo la citada y obra de Summers “Juguetes rotos” en cuyo rodaje lidió el último toro de su carrera. Con el desmentido del turolense, termino:

“... El éxito definitivo obtenido en la filmación de esa película, que añade un nuevo jalón a la triunfante producción nacional, ha servido para que a Villalta le hayan hecho ventajosísimas proposiciones para seguir cultivando ese arte tan remunerador como el del toreo pero con muchísimo menos riesgo que éste. Ello ha motivado que alguien apuntase la sospecha de que Nicanor abandonase la peligrosa profesión que le ha hecho célebre, temor que el mismo diestro se ha apresurado a desvanecer.
"«Torear -ha dicho- dar rienda a esta afición que arde en mí y que me empuja a la lucha por el triunfo constante; esa es mi mayor ilusión, ese es mi deseo más ferviente. Ante todo torero»."

Secuencia de la película publicada por "La Fiesta Brava", Villalta, de pie.

27 de agosto de 2014

El "Patato" de Cella, un consorte para Marie BrizaRd

La capacidad de beber desaforadamente parece que se consideraba –y se considera- un indicador de virilidad. No son infrecuentes las noticias de muertes por alcoholismo en la prensa antigua, destacando dos en las que el óbito fue precedido por una apuesta. La primera nos la cuenta el periódico madrileño “El Día”, el 16 de octubre de 1898, fue en una taberna de Sarrión donde estaban reunidos varios obreros:

“Un herrero llamado Manuel Miranda que había estado consumiendo gran cantidad de vino con varios amigos, apostó con éstos, que en el tiempo que invirtiese la campana de un reloj, que en el establecimiento había, en dar las doce, él bebería otras tantas copas de aguardiente.
“La apuesta se llevó a efecto.
“A la primera campanada de las doce, el Miranda bebió la primera copa y así continuó hasta la octava en que cayó al suelo como una masa inerte.
“Al ir a levantarle sus compañeros notaron que el desgraciado era cadáver”.

La segunda es todavía más singular, pues como vamos a ver el ganador fue a protestar el periódico que dio la noticia por considerar que había ninguneado sus “méritos etílicos”. ”Diario de Teruel” narra el 18 de octubre de 1904:

“Ha llegado a nuestros oídos la noticia, que rectificaremos si no es cierta, de una bárbara apuesta verificada entre dos vecinos de Cella, conocidos con los apodos de “el Dulero” y el “Patato”.
“Dícese que éstos apostaron a ver cuál de los dos bebía más copas, y puestos en la taberna dieron comienzo al amílico duelo; ambos pelearon como héroes, consumiendo el uno 61 copas de anís más un vaso regular de ron, y el otro 62 copas y un vaso de ron que le sirvió también de complemento.
“El resultado de la lucha alcohólica no se ha dejado esperar, pues nos aseguran que el uno de los contrincantes ha fallecido en medio de los más cruentos dolores, y el otro se encuentra gravísimo y no sabemos si a estas horas habrá pagado también cara su valentía.
“Parece increíble entre seres racionales tales y tan trascendentales apuestas, que necesariamente han de producir terribles efectos entre los que de manera tan brutal quieren probar hasta donde llegan los excesos del vicio.
“Es lamentable tanta ceguera entre esos desgraciados seres, víctimas de la falta de cultura y de sentido moral".

La cosa podía haber quedado así, pero el superviviente estaba lo suficientemente recuperado como para ir a protestar al periódico al día siguiente de la publicación. Habría que pensar que se sintió insultado por ser calificado como un “desgraciado ser” víctima “de la falta de cultura y de sentido moral”, pero no; el motivo fue otro:

“Ayer se acercó a nuestra redacción el vecino de Cella apodado “Patato”, con el solo objeto de confirmarnos la noticia que el otro día dimos referente a la terrible apuesta del anís que ocasionó la muerte a uno de los bebedores, y que no llegamos a creer por su naturaleza.
“Hoy nos la creemos, porque nos la dice el que logró salvarse de tan bárbara apuesta, el cual nos ruega al propio tiempo que rectifiquemos lo de las 62 copas, puesto que fueron ¡80 y cinco vasos de vino! Por lo tanto, al aumentar la dosis del alcohol aumenta considerablemente la barbarie.
“Queda pues complacido el valiente “Patato”, superviviente de la jornada que ocasionó, como era de suponer, la muerte del desgraciado “Dulero”.
“Conste que fueron 80 las copitas y no 62, porque ¡menuda honra se calza el amigo con las 18 del ala!”



20 de agosto de 2014

Las aventuras del "moro Joaquín", de Perales. 1.- El criminal "Quim el esquilador"

Joaquín Ibáñez Bellido, el “moro Joaquín”, tuvo una vida digna de un guion cinematográfico; de hecho existe una novela de Alberto Boutellier Caparrós, “El renegado (El moro Joaquín)”, inspirada en este personaje. Un personaje que fue la figura mediática del verano en 1913, y ha caído en el olvido. Solo en Melilla pervive cierto interés por el “moro Joaquín”; en los blogs del “Heraldo de Melilla” hay amplia información sobre el turolense y la heroica acción que le hizo famoso.
Nació el “moro Joaquín” en Perales del Alfambra en 1870. Esquilador, cometió un doble asesinato, fue condenado a muerte, la pena conmutada a cadena perpetua, y trasladado a una prisión de Alhucemas, en África. Se fugó y se fue a vivir con los rebeldes moros del Rif, se convirtió al islam, se casó, tuvo cuatro hijos, y prosperó con negocios de hojalatero, platero y carpintero.
Viajó a su pueblo, Perales, al saber que su padre estaba gravemente enfermo, pero cuando llegó había muerto. Fue denunciado por un pariente escapó de milagro y ya en África robado y apaleado por unos bandidos.
Pidió por primera vez el indulto en 1911, tras mediar en la liberación de dos españoles. Dos años después saltó a las páginas de los periódicos: ayudó a escapar –según se dijo- y se fugó con cuatro prisioneros de un emblemático buque de guerra. Con el indulto visitó Zaragoza y Teruel. Volvió a Melilla como sargento de tropas indígenas, y dijo que su intención era regresar con su mujer e hijos a Perales... y se pierde su pista durante 25 años, hasta que aparece en Madrid, en precaria situación.
Hizo correr ríos de tinta ese verano de 1913, pero apenas se habla de sus antecedentes. Por ejemplo, en la entrevista de un redactor del “Diario de Avisos” de Zaragoza (que reproduce “La Correspondencia de España”) a un capellán castrense amigo de Joaquín Ibáñez, dice lo siguiente:

(...) Por el camino de la vida, largo y espinoso para él, siguió los años primeros; fue esquilador una larga temporada; no sé qué crimen cometería, porque siempre por delicadeza yo y por vergüenza natural para él, rehuimos esta conversación“.

Hemos de remontarnos a julio de 1892 para localizar la crónica del crimen en “El Liberal” del día 16, y es la siguiente:

“En la noche del 7 al 8 del corriente, fueron asesinados en Santa Perpetua de Moguda (Barcelona), los esposos Rafael Llunch y Ciuca, de setenta años, y Josefa Bonás y Lloverás, de setenta y cuatro, estando sus cadáveres destrozados de tal suerte a golpes de hacha, que era imposible reconocerles.
“El móvil se cree que fuera el robo, porque se encontraron revueltos y rotos los cajones de las cómodas.
“Los dos ancianos vivían solos, a pesar de tener varios hijos é hijas.
“Ha sido preso un sujeto llamado «Quim el Esquilador», aragonés, domiciliado desde algún tiempo en Ripollet, donde había de contraer matrimonio el sábado, y sobre el que recaen vehementes sospechas”.

Ingresó en la cárcel de Sabadell, y nada he visto de su juicio en el que fue condenado a muerte, pero sí un Real Decreto de 26 de octubre del año siguiente, 1893, por el que se dice que (...) Vengo en conmutar por la inmediata de cadena perpetua la pena de muerte impuesta a Joaquín Ibáñez Bellido, en la causa de que se ha hecho mérito”.
La fuga se produjo en 1904, como leemos en 1911 cuando Joaquín Ibáñez es noticia por primera vez, y solicita un indulto que no le concederían.


 
Joaquín Ibáñez Bellido, "el mor0 Joaquín"

Las aventuras del "moro Joaquín", de Perales. 2.- Fuga y vida entre los rifeños

El peralense, todavía sin el apodo de “El moro Joaquín”, se da a conocer gracias a una información titulada “Un Beni-Urieguel (la tribu del legendario líder rifeño Abd al-Karim) de pega”, que publica “El Telegrama del Rif” el 15 de septiembre de 1911, allí nos cuentan:

“Del extinguido penal del Peñón de la Gomera se fugó, en 1904, el confinado Joaquín Ibáñez Bellido, natural de Perales (Teruel), y aunque se realizaron activas pesquisas para conseguir su captura, todas resultaron infructuosas.
“Ibáñez Bellido, de acuerdo con varios moros de los que frecuentaban la plaza, logró internarse en el campo vecino, esquivando la acción de la justicia.
“Vistiendo el traje marroquí, recorrió varias kábilas (cabilas), estableciéndose por último en la de Beni-Uriaguel, donde sus habitantes le obligaron a abrazar la religión de Mahoma.
“Desde ese momento, Bellido se hizo nombrar Mohamed Si ilami (sic), y tanta maña se dio para adaptarse a las costumbres de sus protectores, que a los seis meses de permanencia en el Rif nadie podía sospechar que bajo la chilaba con que se cubría, latía el corazón de un aragonés”.

Dos años después, en la entrevista al capellán a la que nos hemos referido anteriormente, explica que Ibáñez se fugó por la noche “descolgándose desde la parte más alta del Peñón hasta una barca en la que le esperaban varios moros, que en unión de un compañero de presidio también fugado, les hicieron sufrir mil penalidades; huyeron de ellos y se refugiaron en el poblado de Axdirt, kábila (cabila) de Beni-Urriaguel, donde fueron caritativamente recogidos, por el armero del poblado, notable de la kábila, respetado y rico. Su compañero de fuga se marchó a poco y vino a España; fue cogido y reintegrado al presidio”.

Encontramos diferencias chocantes entre la vida de Ibáñez que se describe en 1911, cuando pidió por primera vez el indulto, y en 1913, cuando era un personaje famoso y mimado en los medios de comunicación. Por ejemplo, sobre su matrimonio en la primera versión leemos:

(...) Cansado de la soledad que le rodeaba, contrajo matrimonio con la viuda de un caíd caído en desgracia, de la cual ha tenido descendencia“.

Y en la más prolija biografía posterior:

“En la kábila (cabila) de Beni-Urriaguel los notables principales como el Sindi, riquísimo propietario, cuyo capital pasa de 40.000 duros; Moham(ed) Bocoy, otro principal propietario, también con gran capital; el digno y caballeroso notario Abel-Crin y otros muchos hubieran visto con agrado que Moham(ed) el renegado, como se llama el “moro Joaquín” en aquella tierra, se hubiera casado con sus respectivas hijas; las condiciones de laboriosidad, honradez y talento de Joaquín no influían tanto como su criterio, sustentado muchas veces en público, de que sólo tendría una mujer y se dedicaría a su felicidad, sin que tuviera la elegida que compartirla con otras, según la costumbre del país.
“Y no eran las moritas menos encaprichadas y hasta empeñadas en que esto sucediera; pero Joaquín no se deslumbró con riquezas ni poderes. Eligió por mujer única a la hija del armero en cuya casa fue asistido y encontró asilo y refugio a su llegada al país; sobrepuso el agradecimiento a todo, aunque el amor tuvo gran parte en su elección”.

Porque en las versiones de 1913 la vida africana del “moro Joaquín” está marcada por el éxito social, lo cual hacía más meritoria su decisión de huir con los prisioneros españoles que veremos más adelante. Narra “La Correspondencia” que empezó como hojalatero, amplió su actividad a la de platero, y...

(...) Aún no contento con estos oficios, puso también su taller de carpintería, que fue el que verdaderamente le colocó en desahogada posición; comenzó por hacerse su casa actual a estilo europeo, con tablas, en lugar de hacerlo con troncos como allí se estilaba; se puso «de moda» este género de construcción, y en poco tiempo no hubo en el poblado una casa donde las ventanas o las puertas y hasta la casa entera no fueran obra de Joaquín o de sus ayudantes”.

No concuerda todo esto con lo que aparece en “El Telegrama del Rif”, aunque en ambos casos destacan su amor a España. Dos años antes decían:

(...) Su escasa influencia cerca de la poderosa tribu, siempre le puso al lado de los pocos españoles que se internaban en aquellos territorios”.

Y veamos el final de la noticia, y porqué pidió el indulto por primera vez:

(...) Merced a sus buenos oficios, los Sres. Delbrel y Arqués pudieron llegar en marzo de 1907 hasta la Alcazaba de Zoluán, a la sazón ocupada por el Roghi, el cual hizo entrega de los cautivos al general Marina.
“Se sabe que sin la intervención de (Ibáñez) Bellido, los citados expedicionarios lo habrían pasado bastante mal.
“Como decimos, el fugado del Peñón, siempre pensó en reintegrarse a su patria, y fiel a este deseo acaba de elevar una instancia a S.M. el Rey, solicitando la gracia del indulto, instancia que, según nuestros informes, llegará uno de estos días a esta Capitanía General para su informe y tramitación”.



(Sigue
Portada de la novela "El Renegado", de Alberto Boutellier.

Las aventuras del "moro Joaquín", de Perales. 3.- El accidentado viaje a su pueblo

Una de las secuencias más atractivas de la vida de este personaje fue cuando dejó la caliba para viajar a España, nos lo cuenta “Diario de Avisos” de Zaragoza en la entrevista que reproduce “La Correspondencia de España”:
El caso es que, asentada su vida entre los africanos, recibió una carta de un hermano “en la que le participaba que su padre estaba gravemente enfermo, que todos sus hermanos estaban en el pueblo, y que el moribundo quería verlo antes de terminar su vida”.

Y Joaquín Ibáñez, en efecto, respondió al llamamiento familiar.

(...) Por toda contestación, reunió sus ahorros y marchó a Nemours, puerto cercano a Argel, donde embarcó para Valencia. Ya en España se dirigió a Perales, donde llegó días después de enterrado su padre.
“Pero un pariente próximo del muerto avisó a la Guardia Civil de la presencia del expresidiario en el pueblo, y una noche cercaron la casa, poniéndole en grave aprieto; milagrosamente logró escapara saltando la tapia del corral y huyendo a campo a traviesa.
“El motivo que impulsó al pariente a denunciarle no fue otro que quedarse con los míseros terrones de tierra que su padre cedió al morir a Joaquín”.

El viaje fue duro tanto al principio como al fin, una aventura que pudo costarse muy cara:

(...) A pie, con mil privaciones, llegó a Valencia; sin recursos, hubo de esperar a que un hermano suyo se los llevara, y ya con dinero regresó por el mismo itinerario a su hogar rifeño.
“Sin embargo, apenas se internó en Quebdana, fue asaltado por unos bandidos moros, que le robaron el dinero y objetos de valor que llevaba y le dejaron maltrecho. Siguió valientemente su camino, y consiguió llegar a Axdir, después de una penosa marcha”.

La versión del capellán indica que no sólo barajaba volver a España:

(...) Parece que algunas veces mostraba deseos de marchar a Méjico donde tiene ya un hermano, precisamente el que le llevó los recursos a Valencia cuando la muerte de su padre, y a quien quiere entrañablemente; pero las mujeres moras son completamente refractarias a abandonar su país, aun estando seguras de que en otra parte han de mejorar de condición y de vida; esta es la causa que seguramente le ha retenido en el Rif, además de su amor a España”. 



El "moro Joaquín", con uno de los marineros liberados.

Las aventuras del "moro Joaquín", de Perales. 4.- El fin del cañonero "Concha"

El buque “General Concha”, dice la Wikipedia, era calificado de “crucero colonial”, fue botado el 28 de noviembre de 1883, participó en la Guerra Hispano-Americana y tras ésta asignado “a la costa mediterránea de Marruecos, como parte del esfuerzo para interrumpir la piratería y el contrabando de armas para las cabilas rifeñas locales. Normalmente patrullaba el área comprendida entre Melilla y Alhucemas.”
El 10 de junio de 1913, zarpó de Almuñécar (Granada) hacia el peñón de Alhucemas, pero se desvió y encalló a cinco kilómetros de su destino, en un área controlada por calibas hostiles a los españoles. Hubo un enfrentamiento en el que murieron 12 tripulantes, 14 resultaron heridos y los rifeños tomaron 13 prisioneros. Dos escaparon, cuatro huyeron con la ayuda del “moro Ibáñez” y un moro auténtico llamado Larbi, y el resto fueron posteriormente liberados.
Así lo cuenta “La Correspondencia de España” el 29 de junio, en una noticia fechada en Cádiz donde acababan de llegar los que escaparon con el turolense, que quedó en Melilla.

(...) Venían el alférez de navío D. Rafael Ramos Izquierdo, el maquinista Caséis, el contramaestre Mateo, el fogonero Lagostena y el marinero Barroso (...).
(...) Estaban los prisioneros en casa del hijo del Larbi, y salieron con canastas con el pretexto de ir a coger higos. Andando a buen paso llegaron en dos horas desde dicha casa a la playa para embarcar en un bote de remo.
“Pudieron escapar gracias a la ayuda del moro Larbi y del renegado español Joaquín. Cuando los kabileños (de la caliba) se enteraron de la fuga, persiguieron al bote en que iban los cautivos con otro de vela y remo desde el que hicieron algunos disparos.
“Pero apareció en aquel momento el cañonero «Recalde» y gracias a la presencia de este barco se salvaron pues enseguida se volvieron sus perseguidores”
“Ahora teme Joaquín que los kalibeños den muerte a sus hijos por haber libertado él a los cautivos.
“Desea que le autoricen para vivir en Melilla, y que trasladen a esta plaza a su mujer y a sus hijos.
“Las últimas frases que dirigió al Sr. Ramos Izquierdo (teniente que se hizo cargo de los escapados) fueron para rogarle con insistencia que influya para conseguir su indulto, alegando para obtenerlo los grandes servicios que ha prestado a la Patria”.

El caso del “moro Joaquín”, por fin, llega a la prensa turolense, el 18 de julio de 1913 “El Mercantil” reproduce la siguiente información del corresponsal de “Las Noticas” en Alhucemas:

“Desde su regreso a Melilla, a donde fue con motivo de la liberación de los prisioneros del “Concha”, continúa en esta plaza el confinado Joaquín Ibáñez.
“Tanto Ibáñez como el confidente Larbi, que también tomó parte en la fuga, se abstienen prudentemente de marchar al campo temerosos al castigo de los kabileños de la montaña que les perdonarán su traición al dejar en libertad a los marinos.
“Por medio de un moro amigo, Joaquín se ha puesto al habla con su familia. Últimamente recibió una carta de su suegro, en la que le decía que por ahora no le era posible acceder a sus deseos de traer a la plaza a la esposa e hijos del Joaquín, pues al hacerlo los montañeses le harían objeto de sus iras.
“El «moro» aragonés confía en obtener el indulto. Cuando este se publique procurará desembarcar a su familia para trasladarse a Melilla. Se propone ingresar en calidad de sargento en las fuerzas indígenas que componen el tabor de Alhucemas.

“Larbi, que tampoco parece dispuesto a volver a su kabila, gestiona un modesto destino en las obras que el Estado realiza en el territorio de Melilla. Cuando lo consiga renunciará al cargo de confidente que aquí desempeña para que lo ocupe su hijo, quien goza de algún ascendiente en las tribus vecinas a esta plaza”.

(Sigue)

El "moro Joaquín" (izquierda), con el confidente Larbi.

Las aventuras del "moro Joaquín", de Perales: 5.- Peticiones de indulto y viaje a Teruel

El 12 de julio –es decir, antes de publicarse en Teruel la noticia que acabamos de ver-, varios rotativos madrileños ya habían anunciado la concesión el indulto a Joaquín Ibáñez.
Entre los que habían  pedido el mismo estaban el alcalde de Zaragoza y el presidente de la Diputación de Teruel. En el primer caso, la iniciativa del regidor tuvo amplia repercusión nacional, incluso se publicó una foto de los dos cuando Joaquín visitó Zaragoza; en el segundo solo encuentro esta nota de “El Mercantil”:

“Persiguiendo un fin noble y por tanto laudatorio, el Sr. Presidente de la Diputación provincial ha telegrafiado al señor Presidente del Gobierno lo siguiente:
“«En nombre provincia de Teruel, elevo V.E. ferviente súplica, para que Gobierno que dignamente preside, proponga indulto Joaquín Ibáñez Bellido, hijo de esta provincia, genero protector marinos españoles prisioneros en Marruecos.
“Su conducta propia de un espíritu regenerado, demuestra su intenso autor a España.- Francisco Ferrán»”.

Esto fue el dos de julio, y el mismo día publica “Heraldo de Madrid”, este despacho fechado en Zaragoza:

“Enterado el alcalde de que el salvador de los tripulantes del «Concha» es de la provincia de Teruel, ha remitido un mensaje a Romanones rogándole que perdone a dicho penado en premio a la valerosa acción que ha realizado con peligro de su vida.”

Frente al ostracismo de que fue objeto el pobre Ferrán, dice “La Correspondencia de España” dos días después:

(...) Sigue recibiendo muchas felicitaciones el alcalde de Zaragoza por la solicitud de indulto que dirigió al Gobierno.
“Hoy le han felicitado el capitán general señor Huerta y una Comisión de patronos carpinteros, por ser Joaquín de este oficio.
“También le ha felicitado el presidente de la Federación patronal, representando a los gremios que la forman”.

Hasta el propio Joaquín Ibáñez mandó una carta al alcalde de Zaragoza agradeciéndole su interés, que empieza:

“Muy Sr. Mío: aunque tarde he podido leer la petición que, en nombre del noble pueblo de Zaragoza y en el suyo propio, ha dirigido al Gobierno pidiendo mi indulto, lo he leído una y otra vez y siempre las lágrimas se han agolpado a mis ojos, de agradecimiento y de emoción; Dios se lo pague y la Virgen del Pilar le conceda a usted y a ese noble pueblo el premio por su nobleza y generosidad (...)”.

En agosto, y esta vez sin tener que esconderse de la Guardia Civil o de los parientes miserables, regresó a su tierra el “moro Joaquín”. Informa “El Mercantil” el día uno:

“A Melilla llegó de Alhucemas el aragonés moro Joaquín Ibáñez que tanto hizo en el rescate de los marinos del «General Concha», hechos prisioneros por los moros.
“Saldrá con dirección a España, marchando directamente a Teruel, según dicen, y de aquí irá a Zaragoza y luego a Barcelona, desde donde volverá a Melilla”.

En una noticia de “El Liberal” fechada dos días después en Málaga, parece que se ha alterado el orden de los destinos.

“Ha salido para Madrid, desde donde se dirigirá a Zaragoza, Mahomed el Hach Sibucar, nombre moro con que oculta el suyo español Joaquín Ibáñez Bellido, más conocido por el «moro Joaquín».
“Va a orar ante la Virgen del Pilar para darle gracias por haber conseguido el indulto.
“Después marchará a Perales a pasar unos días con su familia”.

Hay una crónica en “El Globo”, con fecha del 13, de la estancia de Joaquín en Zaragoza, donde fue a orar ante la Virgen del Pilar y se reunió con el alcalde, que concluye:

(...) Cuando se le termine la licencia de que disfruta volverá a Melilla, irá a la kabila, recogerá a su mujer y a sus cuatro hijos y vendrá de nuevo a España, marchando directamente a Perales, su pueblo natal.
“Su presencia en las calles de Zaragoza ha despertado gran curiosidad”.

(Sigue)

El "moro Joaquín" (derecha), con el alcalde de Zaragoza

Las aventuras del "moro Joaquín", de Perales. Y 6.- Sin un final feliz

Y aquí se pierde el rastro del “moro Joaquín” en la prensa digital hasta un cuarto de siglo después, en 1935. Salvo por una foto firmada por el profesional turolense Uriel en “La Hormiga de Oro”, ejemplar del 6 de octubre de ese 1913, tomada en la plaza del Torico o del Mercado, con este pie:

“El moro Joaquín Ibáñez, hoy sargento de policía indígena, que libertó a los prisioneros del «General Concha», relatando sus aventuras al redactor del «Noticiero Turolense»”.

Desgraciadamente, en la Biblioteca Virtual del Ministerio de Cultura solo están presentes los ejemplares de los últimos meses de 1911 del “Noticiero Turolense”. Pero gracias a esta foto, sabemos con certeza que el moro Joaquín estuvo en Teruel y, evidentemente, tuvo que visitar su pueblo natal; lo que ignoramos es si regresó posteriormente trayendo a su familia africana o se quedó definitivamente en Melilla.
Parece ser que no pudo recuperar a su esposa e hijos, según se desprende de una postrera información sobre Joaquín Ibáñez que nada menos que 25 años después, nos proporciona “La Voz”. El 28 de marzo de 1935, bajo el título “El «moro Joaquín», que arriesgó su vida y perdió su hacienda en favor de España, se encuentra en Madrid en la mayor miseria”, relata:

“Nos ha visitado un pobre anciano, hoy olvidado, aunque tuvo días de gran popularidad, para suplicarnos que hagamos llegar a los altos poderes de la nación la justa petición que ante ellos formula, .sin que a pesar de la razón que le asiste ni del tiempo transcurrido haya podido obtener su favorable resolución.
“Se trata de Joaquín Ibáñez Bellido, de sesenta y cinco años de edad, natural de Perales (Teruel), que por azares de la vida fue a instalarse en la cabila de Beni Urriaguel cuando aquélla era aún foco de rebeldía en nuestro protectorado (...)”.

Tras un resumen de la liberación de los marinos del cañonero “Capitán Concha”, dan unos pocos detalles de su vida posterior, y denuncia la crítica situación en que se hallaba, sin que sepamos si las autoridades respondieron a sus reivindicaciones:

(...) Como recompensa por tan meritoria hazaña y compensación a los innumerables perjuicios económicos que por ella sufrió, ya que, como es natural, no pudo volver a la cabila, la Alta Comisaría de España en Marruecos le concedió una pensión mensual de 100 pesetas (después, aumentada a 150) con cargo a los fondos reservados de la misma, siendo premiado al mismo tiempo con la cruz de plata del Mérito Naval.
“En 1931 le fue suspendido el pago de la citada pensión; pero ante su reclamación le fue rehabilitada y pagados los meses en que la había dejado de percibir; creía ya resuelta su situación y que en lo sucesivo no tendría nuevas dificultades, y sin embargo, en abril de 1934 le fue nuevamente retirada la pensión, sin que hasta la fecha, a pesar de sus continuas gestiones y de las buenas palabras recibidas de diversas personalidades, haya conseguido nada.
“Hoy, que su situación es sumamente difícil, recurre a nosotros, con el ruego de que le prestemos ayuda, y creyéndolo caso de estricta justicia, pues España no puede olvidar a quien se jugó vida y hacienda por ella, nos hacemos eco de su pretensión, y esperamos que el Gobierno, especialmente su jefe, que desempeña también la cartera de Guerra, sabrá dar las órdenes necesarias para que aquella modesta pensión asegure la bien ganada tranquilidad del viejo "«Moro Joaquín»".

Por último, una mácula sobre la heroicidad el “moro Joaquín”. En un blog del “Heraldo de Melilla, Hans Nicolas i Hungerbüler y Juan Díez Sánchez, tras relatar la historia de ese personaje explican que en una ocasión estuvieron con un grupo de militares retirados que acudieron a una charla en la ciudad africana:

“Pues bien, uno de estos generales después de comentar que había prestado servicio en la zona de Alhucemas tras la Guerra Civil, me dijo que tuvo ocasión de hablar con los rifeños más ancianos de Bocoya, allí donde embarrancó el “General Concha”. Y estos le habían dicho que los prisioneros lograron la libertad gracias al pago de un rescate, que como es natural, se mantuvo en secreto e incluso se quiso ocultar con el “gesto heroico” del “moro Joaquín”.

El "moro Joaquín" atiende en la plaza del Torico a un redactor de "Noticiero Turolense" (foto: Uriel)