Presentación del padre Marroquín, en Teruel, el domingo 8 de enero de 1899 ("El Turolense, 13/01/1889.- Biblioteca Virtual de Prensa Histórica). |
I - “¡Ay, mañica!”
Estamos en el Teruel de 1889, durante la restauración de Sagasta, en el nacimiento
del bipartidismo (Liberales-Conservadores, el PSOE y el PP de entonces); la
libertad de culto es un hecho y toma fuerza un anticlericalismo que divide a
parte de la sociedad.
Fiel exponente de esta división fue en Teruel la figura del
misionero de San Vicente de Paúl, Agustín Marroquín y Bustos, un orador
brillante, joven, atractivo, muy popular, idolatrado por unos, detestado por
otros.
Entre sus críticos destacaba el periódico turolense (también
recibió varapalos en publicaciones de fuera) “La Antorcha”, cuyo director
fue denunciado por el religioso y condenado al exilio a raíz de la publicación
de una poesía, “¡Ay, mañica!”.
Defendía incondicionalmente al sacerdote, su colega de la
capital “El Turolense”; el primero se definía como republicano, el segundo como
liberal-conservador.
Tres hechos voy a destacar sobre la polémica figura del
padre Marroquín: su enfrentamiento con el director de “La Antorcha”, Juan José
Uget, un viudo de 64 años; la explosión de una bomba en el vestíbulo de la
iglesia de San Andrés durante uno de sus sermones contra la masonería y, en
tercer lugar, el escándalo que se produjo al ser sorprendido en el Hospicio,
sin autorización, en un dormitorio al lado de donde descansaban las jóvenes
novicias.
Los republicanos no solo arremetían contra el padre
Marroquín, sino contra la iglesia en general. En la información nacional eran
especialmente apreciadas por los periódicos de dicho color las noticias
escandalosas protagonizadas por sacerdotes, muchas de ellas sobre presuntos
deslices sexuales, así como informaciones sobre la marginación de la mujer por
la iglesia, las contradicciones entre el comportamiento de ciertos elementos de
la misma y las virtudes que predican, etc.
En este contexto, y tras una romería que se hacía al barrio
de San Blas el 10 de junio, donde ofició Marroquín, y después de fue a comer a
una masía con un grupo de mujeres, se desencadenaron algunos rumores sobre lo
que había sucedido en dicha masía... que el director de “La Antorcha” recogió
en su poesía ¡Ay, mañica!, que empezaba así:
“¡Ay mañica! tú no sabes
“Lo que sucedió en
San Blas
“En esta última
semana
“Que acabamos de
pasar”.
Habla el larguísimo poema de la “conversación puramente
terrenal”, miradas y demás entre una moza y un pater, los celos de otras mozas,
las atenciones que les prodigó el pater a todas en igual en una masía, el
alcohol que consumieron, que todo degeneró en una juerga... Siempre alusiones,
sin citar el nombre del predicador. Mas despertó las iras del predicador, y lo
llevó ante los tribunales.
En el juicio, el 26 de octubre de 1889, quedó de manifiesto
que el cura había pasado parte del día, viaje, comida y sobremesa en la masía
citada, con una señora y varias señoritas, pero nada más...
Por el romance, Uget fue condenado por tres delitos de
injurias graves a tres años, seis meses y veintiún días de destierro a una
distancia de 30 kilómetros de la ciudad, multa de 250 pesetas, pago de costas
procesales y publicación de la sentencia en “La Antorcha”... ¡que incluía el
poema de marras!
Es decir, que salió en letras de molde el largo y ultrajante texto
por segunda vez, y también en “El Turolense”, donde igualmente se dio a conocer la
sentencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario