Como imaginarán, el hijo
regresó de ese matadero que era la guerra de África, y la madre cumplió su
promesa. En efecto, retomando el relato del diario “La Voz”:
“El viernes (día 19) por
la noche llegó licenciado de Marruecos el hijo de Leonor, llamado Francisco Pérez
Grao.
“El regreso del hijo colmó de alegría a la
madre; pero bien pronto recordó el voto contraído, y según se desprende de los
detalles conocidos ahora, en su imaginación se presentó un terrible dilema. Su
hijo había vuelto, pero ella estaba en deuda de su propia vida con la Virgen.
“Producto de su sencillez e ingenuidad, llegó
a creer que al faltar al voto la vida de su hijo volvería a correr un serio
peligro, y tomó la fatal resolución.
“El mismo viernes la madre y el hijo cenaron
en casa de un pariente llamado Emilio Herrero, conocido comerciante de Teruel,
y a la una de la madrugada regresaron al domicilio.
“El licenciado se acostó; la madre fue a la
alcoba de su hijo; lo tapó bien, lo besó y le dijo:
“ -Estoy encantada con que hayas vuelto. La
Virgen del Carmen te ha traído otra vez a mi lado. Pero yo ahora tengo que
cumplirle a la Virgen la promesa que le hice para que conservara tu vida”.
“La madre besó por última vez a su hijo sobre
la frente y, deseándole que durmiera bien, salió de la habitación.
“Pasó la noche, y cuando aún no había
amanecido, la madre se vistió y salió de casa. Nadie la vio salir. Se ha sabido
después que desde su casa salió directamente con dirección a la ermita de la
Virgen del Carmen.
“En la ermita rezó, y cuando comenzaba a
llegar el día, se fue al río Turia, y se tiró a él, cumpliendo así su promesa”.
Suponemos que lo hizo desde
el puente del Cubo.
En otras versiones, como en
la de “La Libertad”, se dice
que tras arroparle, la madre regresó en tres ocasiones a besar a su hijo, y fue
en la última cuando dijo: “Luego iré a ver a la Virgen del Carmen para cumplir lo que ofrecí”.
“El
Imparcial” y
otros diarios detallan que Leonor salió de casa medio desnuda “a pesar de los quince grados bajo cero de
temperatura”. Y no faltan coletillas -caso de “El Orzán”- como “el hecho, al ser conocido, ha producido
una enorme impresión en este pueblo”.
Pero este extraordinario suceso
cayó en el olvido, tal vez eclipsado por los horrores de la guerra civil, opinaba
Juan Carlos, el amigo que me puso sobre la pista
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